El proyecto Áurea Educación Alternativa es el resultado de múltiples cuestionamientos realizados por Akará, como colectivo de artistas, como semillero de investigación y como grupo de investigación. Transitamos y divagamos por caminos de incertidumbre, temores e inseguridades. Sin embargo, reunimos nuestras fuerzas vitales para crear un nuevo territorio educativo, asunto que en nuestra existencia ya era una urgencia por la emergencia cultural que vemos en nuestra época, en nuestro espacio-tiempo.

Akará es alma colectiva y mítica, por lo tanto somos cultura, esa palabra compleja que parece imposible de definir pero se intuye fácilmente, la cultura es el conjunto de lenguajes que nos juntan. Por esto hablamos de alma colectiva, no es el alma individual o la identidad del ego o el ídem*, es el conjunto de lenguajes y órdenes que nos permiten vivir juntos, con ilusiones y desilusiones, esperanzas y horrores, deseos y muertes. Esto no significa que alma deje atrás su significado de ánima, es decir del cuerpo etéreo, aquella energía que insta al movimiento. Ambos conceptos no tienen por qué ser contrarios. Si diluimos la distancia entre sujeto y objeto, encontraremos que ambas nociones de alma no se contradicen, pues somos nuestros cuerpos, saberes, mente, territorio. Desde que somos engendrados estamos ingresando a la cultura, nos vamos dando forma en medio de una amplia red de lenguajes.

"No aspiremos a ser otros; seamos lo que somos, enérgicamente. 

Somos tan importantes como cualquiera en la armonía del universo.

Todos los seres pueden ser igualmente hermosos."

(Fernando González, Viaje a Pie, 1929, p. 125)

Cuando hablamos de alternativa estamos haciendo referencia a alter, palabra proveniente del latín y la cual podríamos traducir como el otro, y natīvus que nos hace referencia a una territorialidad, una identidad de origen, que mal haríamos si la sintetizamos en una identidad nacional. En este sentido, la palabra alternativa es de un profundo valor para nosotros**, no es un simple concepto que pretende ir a la vanguardia o decir que nos distanciamos de alguna educación tradicional, la educación es tradición, permite reproducir las tradiciones y reinventarlas. Alternativa hace referencia a otro territorio y otro camino.

Ahora bien, no hacemos referencia a otro territorio, como buscar uno extranjero por que el nuestro sea retrasado o subdesarrollado, somos conscientes de la necesidad de desterritorializarnos respecto a muchos asuntos, pero esto sólo es posible a partir de la reflexión colectiva, en comunidad, de nuestra cultura. En este punto, las artes y las ciencias, que siempre caminan mejor cuando van de la mano, son indispensables para la oxigenación de la cultura. Hay muchos elementos que reproducen la cultura, pero a nuestro juicio, las artes y las ciencias, son base de nuestra formación, no sólo en el sentido de reproducción, sino también de transformación.

Y aquí está lo fundamental de la palabra alternativa, son necesarios otros caminos y otras miradas para la transformación. Consideramos que nuestra época requiere grandes movimientos respecto a lo qué comprendemos por educación, y por lo tanto muchos asuntos del proyecto escolar moderno y los proyectos pedagógicos. Y estamos haciendo referencia a escuela oficial que es lo que denominamos educación formal, tanto la  materializada por Lancaster, como los proyectos de las pedagogías activas, Waldorf, Montessori, incluso Freinet y otros. Consideramos necesarias otras alternativas porque vivimos otro espacio tiempo, las múltiples revoluciones industriales, los desarrollos en robótica, las apuestas de las nuevas ciencias cognitivas y el reconocimiento de múltiples culturas ancestrales en los encuentros interculturales nos requieren nuevas organizaciones de las sociedades, por lo tanto, nuevos proyectos educativos. Nuestra época y el contexto de América Latina nos exigen con voz fuerte otro proceso de formación más allá de la escuela moderna, de hecho, pretender expandir la misma forma escolar a las comunidades ancestrales es un proyecto de Estado arrasador. Al contrario debemos tratar de desestructurar la institución escolar fundada en el proceso de modernización. Y no hablamos de cambio de algunas tecnologías con fines de progreso hacia un nuevo mundo, el cambio es profundo en los presupuestos que orientan la formación, dista bastante del cuerpo disciplinado y obediente, que tiene bastantes matices respecto al ideal de libertad o autonomía basada en un proceso de individuación o de liberación personal. Tenemos que sembrar reflexiones contemporáneas que no sigan reiterando el ideal de romper las cadenas del capitalismo, a la vez que se constituyen proyectos escolares elitistas o cerrados, es menester reflexionar nuestra época y agenciar nuevos procesos educativos en comunidades, con conciencia histórica y voluntad de búsqueda de los saberes ancestrales en diálogo con el reconocimiento de los desarrollos de saberes en nuestro presente en movimiento.

Enriquecidos en todo el sustrato anterior, hemos planteado nuestro reto como proyecto, a saber:

Educar habitando nuestro territorio y los múltiples territorios de saberes, conscientes de que la educación en comunidad es una forma de transmutación del habitar.

Para esto, nos propusimos educar con base en tres premisas:

En Áurea no tenemos clases sino talleres. Cada día tiene unos tiempos de trabajo (tempario) con los siguientes talleres de investigación/creación:

– Llegada a Áurea, espacio de meditación.

– Taller de Ciencias Integradas.

– Taller Corporal.

– Taller de Artes (música, teatro, plásticas, artesanía, gastronomía y literatura)

– Taller Dinámico. Basado en semilleros de investigación.

"Educar es un proceso de creación de relaciones posibles y escolarizar es un proceso de repetición de relaciones preestablecidas." 

(Carlos Calvo, Del mapa escolar al territorio educativo, 2015, p. 74)