El Mapa y el Territorio

Las estructuras de percepción del mundo emergen con las experiencias y las condiciones culturales en las cuales se desenvuelven los sujetos. Estas estructuras acompañan la codificación y creación de sentido, aquí la sensibilidad y el deseo interactúan en la percepción y en la creación del mundo; el sujeto se imbrica en su práctica, en las relaciones virtuales latentes y en los discursos que le circundan. Si se acerca la mirada a este proceso vital de creación de significados y órdenes, la distancia entre el mundo como objeto y los saberes sobre él es infinitamente pequeña, o bien es descifrable diferencialmente y en ningún caso tan clara como algún límite de carácter ontológico lo quisiera precisar. El cuerpo y la materia, en sus diversidades y polifonías, siempre están en juego con los discursos; el saber y la cosa se configuran mutuamente, de su interacción emergen fuerzas de las cuales el sujeto es partícipe, contribuye a su creación, alimentación y reproducción.

El río, por ejemplo, desaparecía bajo depresiones dispersas de geografía, geología, geofísica, hidrodinámica, cristalografía de los aluviones, biología de los peces, pesca, climatología, sin contar la agronomía de las llanuras regadas, la historia de las ciudades mojadas, de las rivalidades entre los ribereños, además de los puentes de mando, las barcarolas y el puente Mirabeau... Al mezclar, integrar, fusionar estos restos, al hacer de esos miembros sueltos el cuerpo vivo de la corriente, el acceso fácil al saber permitiría habitar el río, por fin lleno y nivelado. (Serres, 2013, p. 54)

Las estructuras de percepción del mundo emergen con las experiencias y las condiciones culturales en las cuales se desenvuelven los sujetos. Estas estructuras acompañan la codificación y creación de sentido, aquí la sensibilidad y el deseo interactúan en la percepción y en la creación del mundo; el sujeto se imbrica en su práctica, en las relaciones virtuales latentes y en los discursos que le circundan. Si se acerca la mirada a este proceso vital de creación de significados y órdenes, la distancia entre el mundo como objeto y los saberes sobre él es infinitamente pequeña, o bien es descifrable diferencialmente y en ningún caso tan clara como algún límite de carácter ontológico lo quisiera precisar. El cuerpo y la materia, en sus diversidades y polifonías, siempre están en juego con los discursos; el saber y la cosa se configuran mutuamente, de su interacción emergen fuerzas de las cuales el sujeto es partícipe, contribuye a su creación, alimentación y reproducción.

Las estructuras de percepción del mundo emergen con las experiencias y las condiciones culturales en las cuales se desenvuelven los sujetos. Estas estructuras acompañan la codificación y creación de sentido, aquí la sensibilidad y el deseo interactúan en la percepción y en la creación del mundo; el sujeto se imbrica en su práctica, en las relaciones virtuales latentes y en los discursos que le circundan. Si se acerca la mirada a este proceso vital de creación de significados y órdenes, la distancia entre el mundo como objeto y los saberes sobre él es infinitamente pequeña, o bien es descifrable diferencialmente y en ningún caso tan clara como algún límite de carácter ontológico lo quisiera precisar. El cuerpo y la materia, en sus diversidades y polifonías, siempre están en juego con los discursos; el saber y la cosa se configuran mutuamente, de su interacción emergen fuerzas de las cuales el sujeto es partícipe, contribuye a su creación, alimentación y reproducción.